OTRO, OTROS,OTRAS, TODOS.
Quién
se imaginaría que tú estarías aquí algún día.
Aún no te lo crees. A tu derecha
la hermosa catedral del siglo XVII… te tienes que ir…
Ahora la catedral está a tu espalda,
sabrá Dios cuántas personas habrán transitado por estas calles empedradas. Las cigüeñas hacen sus nidos en lo más alto de
los antiguos edificios; las campanas esperan la hora de su tonada. El Moreno y ellas hablan del matriarcado de la Literatura Venezolana…
quisieras seguir viendo, aunque ves con los ojos cerrados. Renato Rodríguez a la derecha. Sobre sus testas pinturas del siglo pasado;
lámparas con un sin fin de bombillos. Se
respira un aire frío… ¿será Unamuno que arropa con su espíritu? Lo ornamental y el dorado deslumbran tu
ignorancia… La Melenuda
le encanta Criaturas de la noche, al
igual que Francisco Massiani. La
Flaca le gustó, pero no le encanta, le da miedo. La
Bocona arremete contra la escritura de Centeno. La
Pecosa le ha gustado en el sentido de la estructura y el
mensaje de la racionalidad; va de lo explícito a lo fantástico.
El Moreno anota las acotaciones de
todas… El Flaco no vino o no ha llegado.
Cristi desconfía de la
Literatura rápida; ella es profesora de letras en Colombia…la
imagen es diferente cuando se lee a cómo se ve.
Escuchas a todas y no las oyes; escribes pero no sabes que
escribes. El Moreno no habla, sólo ve,
será que está aquí o en la
Catedral… La luz
lúgubre ensombrece sus rostros… Las dos
primeras son tímidas, casi ni hablan, las otras son hablachentas…a partir de la
literatura y la narrativa.
Toma la batuta El Moreno, quizás
enriquezca el texto y el contexto. Su
imagen es rígida y sensual; sus manos hablan con su voz y sus ojos con su
cuerpo. Su olor traspasa tus sentidos
“vetustote nobiluis” por siempre. La
caoba soporta el peso de estas letras.
El bullicio de afuera te entretiene ¿qué dirán?... fumarse un porro…tomemos
un cortao… a dónde vamos de marcha…Ya oirás y verás más.
Viendo y recorriendo los nombres de
los egresados de la ilustrada casa de estudio… están dibujados con sangre de
toro en las paredes del patio central.
El silencio abriga a los estudiantes y los leones junto a Unamuno dan la
bienvenida a las sombrías aulas. Tantos
años, tantos siglos, tantas personas como Fray Luis de León.
Quién
se lo habría de imaginar; y sólo escribes para no olvidar… terminan de sonar
las campanas y el ventanal permite la entrada del sol, pero a pesar de la
charla es el silencio es el que impera.
La ventana hacia fuera es una postal, hacia adentro una película… en la
postal las plumas no son estáticas, bajan y se mezclan entre las personas.
Otro, otros, otras, todos. Salamanca (2005)AMPF
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