...durante el viaje
Sentada en el sillón, en sus manos, Jaime Trujillo; sobre sus piernas Gaspar; a su lado Valentina, pidiendo atención; al fondo Arjona. Recordando y aprendiendo.
Jaime la vuele a la realidad, "vive sin tanto prejuicios" , piensa: "muchos
de ellos infundados por sus padres y por la sociedad". Estando de visita en casa
de su amiga recordó el tiempo que pasaba sola consigo misma: bailando,
escribiendo, trabajando… Se sentí plena
y feliz a pesar de las vicisitudes económicas, disfrutaba de la compañía de sus
libros, de su cama, de la universidad y de su amiga la soledad.
Un día, mientras dormía, tuvo una pesadilla. Soñó que un ente
maligno la aspiraba cual si fuera un pañuelo.
Despertó conmocionada y solo pensó en ir al cuarto de una de sus
compañeras; ésta la abrazó, calmando su
angustia. Ésta y otras situaciones han
mantenido un largo agradecimiento hacia
Francelina.
El trabajo en la escuela
con sus alumnos la satisfacía de tal manera que ellos se convirtieron en su
todo. Las situaciones conflictivas de
cada uno de ellos la ayudaban a resolver parte de sus problemas internos. Su labor como maestra y el apartamento frente
a Bilbao fueron el refugio perfecto.
Indudablemente, los prejuicios y las metas de las personas que la rodeaban no
la llevarían al lugar que tanto deseaba; ese lugar está dentro de ella.
Hoy… ha logrado estar más cerca…
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